miércoles, 30 de noviembre de 2016

El que nunca fue

Entrada muy larga de divagaciones muñequiles personales, porque este es mi blog y me lo follo cuando quiero, no como en el trabajo que me dicen que a ver si soy más escueta redactando los informes de actividades T.T

Al principio de los tiempos, yo tenía muy claro qué muñeco quería que fuese mi primer muñeco. No era el que finalmente lo fue.

Al principio de los tiempos, y tras coquetear breve aunque intensamente con la idea de un Shiwoo elfo (remember?), di con el muñeco que quería. Ni siquiera parecía, a primera vista, muy difícil de conseguir: era simplemente Nana/Kira/Sara/Megu de Volks, la Four Sisters de toda la vida. Pero CHICO.

Quería ese niño adorable. Incluso lo había visto, en una imagen diminuta, en esas páginas web inmanejables de entonces, en la fila del fondo de una foto de grupo de una quedada. De Australia, para más señas. De lo que viene siendo las antípodas. Ese era mi pequeño: un niño con esa carita redonda, y no podía estar más lejos. QUIERO UNO IGUAL. Repetí mis visitas a aquella web en la vana esperanza de que vendieran ese muñeco. La novata que era yo, viviendo con sus padres, saqueando los ahorros de los esporádicos trabajos de juventud, llegó a preguntar en Den of Angels (que a la sazón, como ya he comentado más veces, no era más que una lista de correo) por soluciones para el problema de su vida. Los Denizens, más curtidos, respondieron con lo obvio: compra una Four Sisters y un chico estándar, haz el híbrido y vende las partes sobrantes. Pero yo era joven, y arriesgar tanto dinero en un negocio transoceánico, con intermediaria japonesa de por medio, y meterme en ventas después, dada mi escasa experiencia en las procelosas aguas del comercio online, me pareció un obstáculo inasumible. Mi única compra por internet hasta el momento había sido una Barbie de 24 dólares (cuando llegó, no me podía creer que me la hubiesen enviado en lugar de salir corriendo con mis dineros). Así, opté por el premio de consolación, que fue el único chico estándar que ofrecía Volks en ese momento. Ese fue Kiyoaki: un Ryo que además tenían en stock en tienda y que llegó puntualmente para mi cumpleaños.

No hace falta decir que el premio de consolación salió bien: abrí la caja y lo amé XD No podía dejar de admirar lo bonito que era. Pero la idea del chico Four Sisters permaneció desde entonces como mi muñeco grial, a través de los años y de otros muñecos-personajes, hasta que Volks decidió que descatalogaba a Nana y Megu, las únicas representantes del molde que quedaban ya entre los estándares; y entonces decidí que no podía esperar más y compré una cabeza, creo que de Nana, que me salió carísima pero que es preciosa y que me ha permitido tener conmigo a mi grial originario.

Últimamente me ha dado por pensar que, si hubiera conseguido este molde con un cuerpo de chico hace doce años, tal como quería, no lo hubiera completado como ahora está. Su personaje no hubiera sido el mismo, su estilismo de peluca y ojos menos aún. Mis ideas a este respecto eran también bastante claras: tenía que ser un japonesito, con pelo negro (W55 en color Natural de Volks, hasta ese punto de concreción llegaban mis planes) y los ojos castaños ENORMES de Megu. Tan claro lo tenía, que ambas cosas estuvieron en la wishlist de accesorios que me faltaban para completar a Kiyoaki durante mucho tiempo... y cuando las conseguí, vi que no resultaban tan bien. Pero aprovechando que las tengo aquí, me he puesto a hacer el experimento de cómo hubiera sido mi Nana chico si el genio de la lámpara hubiera cumplido aquellos deseos muñequiles primordiales.


Este hubiera sido el que nunca fue, incluyendo el cuerpo pureskin de segunda versión, con piernas cortas, porque siempre me pareció que un poco menos de pierna tampoco les haría daño a estas criaturas, y las manitas que solían llevar las chicas estándar (las H-01, que me gustan más que las H-02 con que venía Ryo). Lo he vestido con el conjunto de camiseta y calzoncillos que proporciona Volks a sus chicos básicos para imaginarme mejor aquella hipotética llegada.

¿Cómo se hubiera llamado? ¿Taro-kun, que era un nombre que salía en una canción con la que estuve un tiempo obsesionada? ¿Cómo hubiera sido? Un niño pequeño, dulce y gentil, por supuesto: eso también lo es ahora. Pero habría tenido una historia diferente y habría dado lugar en torno a sí a amigos/personajes distintos de los que surgieron en torno a Kiyoaki; seguramente mi colección de muñecos habría sido distinta.

Es gracioso que, aunque Experimental!Daniele se parece mucho al muñeco que hubiera podido ser y no fue, al verlo así ahora ni siquiera me gusta tanto. El efecto alien de los ojos demasiado grandes en los que no se ve el blanco me parece insoportable; en aquellos tiempos me gustaba y lo defendía mucho, supongo que por la mala influencia de los estilismos que daba Volks a sus muñecos (de hecho me siguen gustando los ojos grandes, y la prueba es que Kiyoaki tiende a salir con la mirada alien en las fotos en las que no se le ve en primer plano... pero me he moderado un poco). En cualquier caso, ha molado hacer este viaje al pasado. De cerca, Japonesito-Four-Sisters-Sin-Nombre es encantador (el efecto alien se minimiza), y creo que me gusta lo suficiente para dejarlo así unos cuantos días :) Pero quizá fue una buena cosa que el muñeco que yo soñaba no viniera tal como yo lo soñaba en aquel momento.

Después de todo, mi primogénito no fue como se ve arriba... ni falta que nos hizo

 El primogénito, hoy. Con su cuerpo pureskin antiguo y amarillo. Pero GUAPOTÚ :3